Si la correcta elección del material de sutura en función del tejido a suturar y su tiempo de cicatrización es de vital importancia, no menos importante es la elección de la aguja adecuada, ya que va a permitir al profesional pasar y dirigir el hilo a través de los tejidos con precisión y realizar una sutura adecuada a los esfuerzos que va a tener que contrarrestar una vez aproximados los tejidos mientras dura la cicatrización y de la forma más estética posible. Para adecuarse a cada caso concreto existen gran variedad de formas tamaños y puntas y formas.
¿Qué esperamos de una buena aguja de sutura?
- Debe penetrar el o los tejidos de forma mínimamente atraumática.
- La penetración y el paso por el tejido debe realizarse con un mínimo esfuerzo. Aparte de tener una superficie lisa, pueden tener un tratamiento superficial de silicona que facilita el deslizamiento.
- Sus dimensiones y forma deben ser las adecuadas para dar las puntadas requeridas.
- Tiene que mantener su forma durante el proceso por lo que debe tener una suficiente rigidez, pero a su vez debe ser suficientemente elástica como para no partirse.
- Debe ser estable una vez fijada en el portaagujas, sin giros indeseados ni holguras que reducen la precisión.
- Su material debe ser suficientemente resistente, inoxidable, estéril, no tóxico.
- Su grosor debe estar lo más ajustado posible al diámetro del hilo de sutura al que va unido.
No es fácil armonizar todos los requerimientos en una aguja, antes señalados, ya que algunos son contrarios. Por ejemplo, una forma de que la aguja sea resistente es incrementar el diámetro del alambre que la forma, sin embargo, esto puede suponer un grosor excesivo para el hilo de sutura que tiene que hacer pasar, lo que provocaría un orificio mayor del necesario. La maleabilidad, facilita dar forma a la aguja, en su fabricación, mientras que en su uso puede deformarse más fácilmente. Como siempre hay que buscar un compromiso que optimice los dos aspectos.
Materiales
En la antigüedad los materiales que se empezaron a utilizar, antes de la Edad de los Metales, eran espinas de plantas, astillas de madera y huesos de animales, convenientemente afilados y con “ojo” para enhebrar el hilo.
Actualmente las agujas se fabrican en acero inoxidable, de grado médico lo que facilita muchos de los requerimientos señalados. Todos los aceros inoxidables contienen Cromo en su aleación, más otros metales que, en diferentes proporciones, mejoran las propiedades de rigidez, ductilidad, dureza…etc.
Los diferentes aceros que se utilizan para la elaboración de agujas son los siguientes:
Aceros martensiticos (AISI420.)
Tiene un Porcentaje de Cr de (11,5-14,5%), un bajo contenido en C (0,1-0,4%). Si se le añade S se facilita la perforación, importante para realizar el orificio en la parte posterior de la aguja donde se introduce el hilo. El Mo mejora sus propiedades anticorrosión. La dureza se consigue con tratamientos térmicos de templado.
El acero 420 ha sido durante años, el más ampliamente utilizado en la fabricación de agujas, ya que además de unas propiedades aceptables a nivel de usuario, era fácilmente mecanizable. Actualmente se utiliza sólo en calibres de aguja relativamente gruesos, ya que comparativamente con otros aceros tiene un menor momento de flexión y se dobla más fácilmente, deformándose la aguja.
Aceros maraging (AISI455)
En su composición básica estos aceros contienen muy baja cantidad de C, Cr, (10-17 %) y Ni, (4-12%). Se le añaden también otros elementos como Cu, Mo, Al… mejoran sus propiedades mecánicas. El Ni en concreto permite que mejore su conformabilidad y ductilidad. En general son aceros más difíciles de trabajar, pero más resistentes a la rotura.
Aceros austeniticos (AISI300 302-304)
Contienen C (<0,15%), Ni (6-13%), Cr (2-17%)
Si bien estos aceros son los más difíciles de trabajar a nivel de perforación y conformabilidad, las agujas fabricadas con ellos son muy resistentes a la deformación y hoy por hoy la gran mayoría de las agujas de sutura que se utilizan están fabricadas con aceros AISI 300. Su gran resistencia a la deformación permite utilizar diámetros de alambre más finos y cercanos al diámetro del hilo.
Partes de la aguja
Punta de la aguja
Es la encargada de perforar el tejido. Su diseño debe ser acorde con la dureza del tejido a perforar.
- Punta Cónica: se utiliza en tejidos blandos, como paredes vasculares, intestino, estómago.
- Punta Triangular: Tiene generalmente tres aristas afiladas que permiten traspasar tejidos más duros como la piel, el músculo estriado, hueso. Posterior a la aguja, el cuerpo es de sección triangular.
- Punta Diamante: Es semejante a la punta triangular, pero en vez de tres, tiene cuatro aristas cortantes. El cuerpo de la aguja es de sección cuadrada con aristas más o menos romas.
- Punta Trocar: es una punta triangular de pequeñas dimensiones, seguida de una ojiva de sección circular. Pretende aunar las propiedades de agujas de punta cónica y triangulares. Vistas de frente la forma es un pequeño triangulo cortante inscrito en un circulo mayor. Se utiliza en vasos, en los que la aguja no debe ser cortante por ser las paredes de los vasos no excesivamente duras pero que tienen ateromas, más duros.
- Punta Espatulada: Tiene 4 aristas que vistas de frente presentan una sección trapezoidal, bastante achatada. Más que perforar separa diferentes capas de un tejido. Se utiliza especialmente en oftalmología.
- Punta Esférica: La punta en lugar de ser punzante y muy afilada, es un hemisferio. En unos casos el hemisferio tiene igual diámetro que el resto de la aguja, y se suele utilizar en tejidos friables como hígado o riñón donde una aguja cónica y no digamos, triangular puede provocar la rotura del órgano desde el pinchazo. En otros casos la punta es de menos diámetro que la aguja y va seguida de una ojiva. Se puede decir que “apenas pincha”. Se utiliza en tejidos blandos, como la pared intestinal, en profundidad, donde el cirujano no “ve” la salida de la punta de la aguja al dar el punto y tiene que adivinarlo tocando la zona con los dedos. Al no ser prácticamente punzante no se corre el riesgo de que en esa operación la aguja pueda traspasar el guante y pinche la manos del cirujano en pacientes de riesgo de que puedan transmitir infecciones.
Ojiva de la aguja
Inmediatamente posterior a la punta se encuentra la ojiva. Tiene forma de dos arcos de círculo que se cortaría en la punta. Es una zona de transición entre la punta y el cuerpo de la aguja, con una sección que va siendo mayor, conforme nos separamos de la punta, hasta que alcanza el mismo tamaño que el cuerpo de la aguja. Esa forma ahusada, semejante a la que presenta la cabeza de un proyectil permite un deslizamiento mejor de la aguja a través del tejido. Salvo en agujas triangulares, suele ser de sección circular.
Cuerpo de la aguja
Es la parte central de la aguja, donde el grosor es mayor. Es por esta parte donde la aguja se sujeta con el portaagujas para realizar los movimientos necesarios para suturar. Es muy importante que la aguja en el portaagujas se mantenga fija, sin holguras ni giros, de forma que se maniobre de forma predecible y precisa. Para ello su sección no es circular como en la ojiva sino es cuadrangular. Incluso en muchos casos las agujas presentan en las caras superior e inferior en el cuerpo ranuras longitudinales que se adaptan a las ranuras de las puntas del portaagujas y permiten una fijación más firme y precisa.
Zona de engarce
En la parte posterior de la aguja se encuentra la zona donde se inserta y fija un extremo del hilo de sutura.
Esta zona consiste en un orificio de bordes achaflanados con una profundidad suficiente para introducir el hilo y aprisionarlo por compresión.
Otra opción es, que esta zona presente una forma acanalada no totalmente cerrada que mediante unos moldes adecuados a esta forma (y tamaño), se cierra también por compresión.
Mediante unos moldes de acero, movidos mecánica o neumáticamente, calibrados para cada diámetro de aguja, se comprime la zona de forma que el hilo queda fijamente unido a la aguja.
Forma de las agujas
Las agujas de sutura tienen diferentes formas pensadas para facilitar las maniobras necesarias para realizar correctamente el cerrado de la herida, en función de la profundidad de ésta.
Cuando la herida es superficial hay un amplio espacio para dar los puntos. En este caso el movimiento es recto, ya que no suele haber obstáculos antes o después del borde de la herida. Sin embargo, conforme se deben suturar planos más profundos el espacio alrededor de la herida es menor por lo que el movimiento para traspasar los dos bordes debe ser el giratorio de la muñeca ya que no se pueden hacer movimientos de traslación. Por esta razón se utilizan agujas de curvatura variable. Generalmente la forma de expresar el grado de curvatura es en vez de en grados, en partes de circulo del arco de la aguja, ¼ , ½, 3/8 y 5/8 de círculo. Como norma general, a menor espacio de maniobra y/o mayor profundidad, mayor curvatura de la aguja.
Parámetros a considerar
- Diámetro: Como se comentó anteriormente lo ideal es que el diámetro de la aguja sea igual al del hilo, pero ya que esto es imposible, deberá ser lo más semejante al diámetro del hilo sutura para que la aguja sea realmente atraumática y no se haga un orificio desproporcionado. Sin embargo, teniendo en cuenta la resistencia del acero que tiene que ser comprimido en la zona del engarce sin romperse y que conforme se aumenta la longitud de la aguja, el diámetro debe ser mayor para evitar que se doble durante la elaboración de la sutura, el grosor de la aguja suele ser el doble o incluso algo más del grosor del hilo.
- Longitud: Se refiere a la longitud del arco de la aguja, desde su punta, hasta el engarce del hilo, como si la curvatura de la aguja se hubiera enderezado.
- Resistencia del engarce: Durante el proceso de suturar, la unión hilo/aguja se ve sometida a variados esfuerzos. Es fundamental que el hilo no se separe de la aguja. La Farmacopea tiene definidos unos valores de resistencia que debe soportar esa unión, tanto en un promedio de diez valores como un valor mínimo individual.
- Punta: adecuada para vencer la resistencia del tejido en cuestión. Es fundamental elegir siempre la punta adecuada ya que de lo contrario es tremendamente difícil traspasar el tejido, se puede doblar la aguja, incluso romper, o si el tejido es friable se puede producir un gran traumatismo desde el orificio producido.